Hace algún tiempo (allá por el lejano Bachiller) se nos encomendó la ardua tarea de leer un libro. La elección rondaba entre «Un mundo feliz» y «El extranjero«. No recuerdo cual fue el motivo de elegir la obra de Camus, sin embargo logró engancharme hasta llegar a convertirla en obra de culto existencialista. Hace un par de semanas volví a echarle un vistazo descubriendo que los años no han cambiado mi opinión.
Si tuviera que elegir una palabra para resumir esta obra sin duda seria «despropósito«, ya que su protagonista es una persona apática, solitaria, resignada ante la vida y carente de emociones (incapaz de distinguir el bien del mal) que comete un absurdo crimen sin motivación alguna. Todo en su vida se resume en un «no se» o «me da igual«, asimilando los acontecimientos con total indiferencia y sin el menor atisbo de preocupación. Es más, podría decir que no es más que un autómata en una existencia vacía y carente de sentido o futuro.
Su lectura se hace bastante amena. Unas 60 páginas que dejan con ganas de descubrir más sobre el mundo interior de su autor en otras obras.
Aquí os dejo un par de líneas que me han llamado la atención.
Y también yo me sentí dispuesto a revivirlo todo. Como si esa gran cólera me hubiese purgado del mal, vaciado de esperanza, ante esta noche cargada de signos y de estrellas me abría por vez primera a la tierna indiferencia del mundo. Al encontrarlo tan semejante a mí, tan fraterno al cabo, sentí que había sido feliz y que lo era todavía. Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, no me queda más que desear en el día de mi ejecución la presencia de muchos espectadores que me acojan con gritos de odio.
Podéis leerlo online o descargarlo en pdf aquí
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